28 feb. 2008

¡Qué molleja este evento de Unilever!

No se puede describir de otra manera.
La última convención de Unilever realizada por Imagina Eventos en la ciudad de Maracaibo, estuvo "mollejúa".
No faltó de nada, y muchísimo menos la pasión que inspira a los zulianos: su música, su comida y sus tradiciones. Hubo gaita zuliana, mandocas, patacones, yoyo, huevos chimbos...hubo fiesta zuliana para premiar a los vendedores más destacados. Hubo collares, cintas de artesanía y pintura Wayuú. Y aunque en el Hotel Maruma, donde se llevó a cabo el evento, literalmente te congelas, sobró calor zuliano.

Algo falló sin embargo. Para los organizadores, no para nuestro cliente. ES LA CUARTA VEZ QUE VAMOS A MARACAIBO Y NO PUDIMOS CONOCER NADA DE LA CIUDAD.
Mientras la gente de Unilever disfrutaba de un hermoso paseo por el puente sobre el lago, la basílica de La Chinita, el paseo de la Vereda y hasta un sabroso "cepillao", nosotros andábamos en un corre-corre de ensayos y puesta a punto para una espectacular cena con 8 lanzamientos de Unilever.
Un agotador broche de oro que terminó con la actuación de Tecupae y un Dj que pinchó buena música hasta las 5 y 30 de la madrugada.

Además del cansancio, nos traemos de Maracaibo, pegaditas/pegaditas, sus peculiares expresiones. En plena tensión de los lanzamientos, cuando estábamos a punto de abrir puertas, un camarero nos vió correr por medio del salón y nos dijo con su sabroso acento maracucho:
- Muchacha dale pasito al acelerador porque te vais a estrellar....
A lo que otro respondió:
-Qué molleja primo, cómo se va a estrellar? ¿No veis que lleva unas buenas gomas?
El primero remató:
Verdad que este evento está quedando vergatario!!!!

Y así fué.

18 feb. 2008

Naturaleza Viva


Naturaleza viva, divina, provocativa, pecadora e intocable, al menos para los organizadores que sufrimos horrores escogiendo el menú en la oficina y sufrimos más todavía durante el evento, viendo cómo estas hermosas mesas llenas de quesos importados, panes de todo tipo y postres y dulces deliciosos, desaparecen de nuestra vista sin que nuestros paladares hayan podido comprobar sus bondades.

Bueno, hay excepciones.
A veces el capitán se compadece y nos mete en la cocina a pellizcar lo que de allí saldrá en decoradas bandejas.
Ni hablemos de los tequeños, nuestra única cena en múltiples eventos.
Por eso decimos que trabajamos donde los demás se divierten.
Qué le vamos a hacer. Los productores de eventos pertenecemos a una raza siniestra.
Se sufre pero se goza.