Cuando era estudiante de Comunicación Social, y posteriormente en muy variados seminarios creativos, me solicitaron realizar dos actividades que jamás he llevado a cabo con éxito. La primera de ellas era pensar en mí como una MARCA y colocarme características de color, olor, sabor, peso, empaque, precio, etc. La segunda era realizar una campaña para venderme a mí misma.
A diferencia de la mayoría de mis compañeros, yo trabajaba. Y además, trabajaba como redactora en una agencia de publicidad. Todos esperaban de mí algo, sino genial, al menos sorprendente. La verdad es que yo me quedaba en blanco y muchos de mis compañeros que ni siquiera querían ser publicistas, hacían exposiciones simplemente fantásticas.
Hoy he recordado esta anécdota porque investigando en las intervenciones que muchos blogueros hacen en algunos de mis blogs favoritos, me he dado cuenta de que sólo "clickeo" para curiosear, aquellos nombres que tienen un cierto aire creativo y por lo tanto un significado concreto o sugerido.
A diferencia de la mayoría de mis compañeros, yo trabajaba. Y además, trabajaba como redactora en una agencia de publicidad. Todos esperaban de mí algo, sino genial, al menos sorprendente. La verdad es que yo me quedaba en blanco y muchos de mis compañeros que ni siquiera querían ser publicistas, hacían exposiciones simplemente fantásticas.
Hoy he recordado esta anécdota porque investigando en las intervenciones que muchos blogueros hacen en algunos de mis blogs favoritos, me he dado cuenta de que sólo "clickeo" para curiosear, aquellos nombres que tienen un cierto aire creativo y por lo tanto un significado concreto o sugerido.
Sin querer queriendo, los chats, los blogs y el mundo de internet en general nos ha obligado a crearnos a nosotros mismos como una marca con características propias. Algunos han desechado las plantillas prediseñadas y muchos se han esforzado por crear una imagen que tenga recall.
Yo he optado por la vía fácil: me he escudado en la marca de mi compañía: Imagina. Y ahora no se muy bien dónde están los límites entre lo personal y lo profesional. Anteriormente tuve otra compañía llamada IN.Ventos y tuve también una boutique llamada La Reja Roja. No se si estas tres marcas dicen algo de mí.
No nos vemos las caras pero suponemos lo que puede haber detrás de algunos nombres que nos impactan por su gracia, por su fuerza, por su arte o por su audacia.
Tengo algunos que me encantan y no puedo evitar imaginarlos de una cierta manera.
Las Cosas de Rosa: me imagino una mujer directa, honesta amistosa. Tiene nombre cálido y no se oculta y a sus escritos los llama "Cosas" como restándole importancia a lo que dice. Así es de sencilla.
Tengo algunos que me encantan y no puedo evitar imaginarlos de una cierta manera.
Las Cosas de Rosa: me imagino una mujer directa, honesta amistosa. Tiene nombre cálido y no se oculta y a sus escritos los llama "Cosas" como restándole importancia a lo que dice. Así es de sencilla.
Peor es nada: simpatico, sarcástico, con un toque entre tierno y ácido. Así lo imagino.
Gordita linda: un posicionamiento claro y contudente y además le pone slogan: sobreviviendo en el país de la misses.
Blogonadas: no sé si lo pueden entender los que no son venezolanos, pero si eres venezolano, por supuesto lo entiendes y es un nombre creativo y al grano. No podía ser de otra manera viniendo de mi colega Dimitry Kashkaroff.
Memorias rurales de un urbanista amnésico: Crítico. Cínico. Incisivo. Todavía estoy tratando de descifrar el misterio.
Toro Salvaje: este caso es genial. Toro es poeta y de los buenos y levanta pasiones entre las blogueras. Yo estoy convencida de que además de su verbo, su marca influye. Y es que no es lo mismo llamarse Toro salvaje que, por poner un ejemplo, Baba de Caracol. ¿A que no?
La lista es interminable y con cada marca pienso en un color, en un olor, en una manera de ser, sentir y pensar. La Guarida Sónica, Gente Maravillosa, Bestiaria, Apuntes de Cocina, Te lo digo por tu Bien…
No es de extrañar que la revista Times haya elegido como personaje del año al "logo" de messanger. Es la hora del Yo. De mis cinco minutos de fama. De la persona que soy, convertida en marca.
Menos mal que no tengo que crearme un blog personal. A lo mejor terminaría llamándose Mente en Blanco.
Toro Salvaje: este caso es genial. Toro es poeta y de los buenos y levanta pasiones entre las blogueras. Yo estoy convencida de que además de su verbo, su marca influye. Y es que no es lo mismo llamarse Toro salvaje que, por poner un ejemplo, Baba de Caracol. ¿A que no?
La lista es interminable y con cada marca pienso en un color, en un olor, en una manera de ser, sentir y pensar. La Guarida Sónica, Gente Maravillosa, Bestiaria, Apuntes de Cocina, Te lo digo por tu Bien…
No es de extrañar que la revista Times haya elegido como personaje del año al "logo" de messanger. Es la hora del Yo. De mis cinco minutos de fama. De la persona que soy, convertida en marca.
Menos mal que no tengo que crearme un blog personal. A lo mejor terminaría llamándose Mente en Blanco.