En días pasados Imagina organizó un evento donde el color que debería predominar, según opinión del cliente era ROSADO, perdón, FUCSIA, digo ROSADO, o sea FUCSIA.
Vamos a entrar en detalles.
Todo el asunto sobre el color y las diferencias de criterio con respecto al mismo se puso de manifiesto cuando nuestra productora preguntó al cliente si estaba bien vestir a las promotoras de rosado y colocar sobre las mesas detalles con rosas de ese mismo color. "Rosado es perfecto porque el producto tiene ese color" contestó el cliente al que llamaramos SEÑOR EQUIS. A los cinco minutos recibimos una llamada de quien llamaremos SEÑORA ZETA y que trabaja junto al SEÑOR EQUIS, señalando que ni se nos ocurriera usar el rosado porque el color era fucsia.
En una reunión posterior el SEÑOR EQUIS, cuando conversamos sobre la posibilidad de contratar a Djane Ngélik, nos dijo que le encantaría que viniera vestida de rosado, ya saben, porque ese es el color del producto a lanzar.
Decidimos profundizar un poco más acerca del tema del color porque sabemos por experiencia que un "desliz" del cliente, en ocasiones se convierte en un "error" de la agencia.
Y después de varios correos y conversaciones hemos llegado a la conclusión de que los colores se describen de forma distinta si eres hombre o si eres mujer.
Para los hombres NO EXISTE EL FUCSIA, sino el rosado fuerte.
Para los hombres No existe el burdeos sino el rojo oscuro.
Para los hombres parece no existir el color guayaba, ni el melón, ni el aguamarina, ni el musgo.
Para los hombres, los colores son colores, las frutas son frutas y es el vino el que tiene color rojo y no el rojo el que tiene color de vino.
En IMAGINA para salir "ilesas" pusimos estos centros de mesa.